En el mercado de hoy se trata de regresar a los elementos tradicionales.La palabra artesanal vive un momento de empoderamiento y alto valor. Se vive en un entorno industrializado y serializado de productos que son iguales para todos y por lo tanto hacen iguales a grandes masas.
No hacemos arte ni nos creemos artistas, esto se lo dejamos a los grandes maestros, desarrollamos diseños funcionales y siguiendo un objetivo, a diferencia del arte que nace como expresión que satisface al artista.
El hombre de hoy busca un sentido de identidad en lo que lo rodea y lo que usa, quiere ser parte del mundo al mismo tiempo que quiere ser él mismo.
En este contexto la empresa familiar, sin perder su sentido artesanal, tiene una gran oportunidad: aprovechar la tecnología de la comunicación y comercio a distancia que le da la posibilidad de mantenerse artesanal y global. Y si esto se refuerza con una identidad corporativa clara y estimulante, las posibilidades de crecimiento son amplias.